“Había una vez un pequeño canguro llamado Womby, al que no le gustaban nada los cambios. Su casa estaba dentro de la cálida bolsa de su madre y era allí donde quería quedarse para siempre. A veces, salía a beber un poco de agua del pozo o a mordisquear un poco de hierba, pero enseguida volvía a la bolsa de su madre. Si soplaba el viento, caían gotas de lluvia o se acercaban otros canguros, rápidamente él se refugiaba ahí, diciendo: “A Womby no le gusta lo nuevo”. Llego un día en que Womby salió a beber y a comer y fue imposible volver a entrar: su cuerpo era tan grande, que ya no cabía en la bolsa de su mamá. Preocupado y temeroso, miró a su alrededor y vio un gran arbusto. Excavó un agujero en la arena bajo él y se acurrucó dentro, pero no era lo mismo. A Womby no le gustaba lo nuevo. De pronto, comenzó a oír la risa de un gran pájaro blanco y Womby le preguntó “¿Quién eres y de qué te ríes?” El pájaro respondió: “Me llamo Kukabura y me río de ti. ¿Acaso no sabes que lo nuevo puede ser alegre y divertido también?” Womby no estaba nada convencido, dormir en el suelo no era nada divertido. Así que el pájaro le dijo que le siguiese y le llevó veloz por un camino hermoso de hierbas, flores y libélulas, que parecían salir a darle la bienvenida al mundo, hasta que llegaron a un gran pozo, donde Womby nunca había estado antes. Allí había muchos canguros pequeños, como él, dándose baños de tierra y jugando con las aguas poco profundas. Cuando le vieron, le invitaron a jugar y Womby se pasó todo el día divirtiéndose… Al llegar la noche, llegaron sus papás, y todos juntos hicieron un hueco en el suelo, donde Womby durmió plácidamente.”
Fuente: Adaptación del cuento “Nada Nuevo”, de Cuentos Sanadores.
Todos nosotros estamos asentados y construimos una personalidad que nos permite sobrevivir al miedo a la soledad o al abandono, olvidándonos de quiénes somos realmente. No obstante, es importante saber discernir y observar nuestros miedos e inseguridades. Como estamos viendo a lo largo de este monográfico sobre las virtudes y las pasiones dominantes, la gran mayoría de los miedos son ilusorios, y tomar consciencia de ellos es la llave para conquistar la libertad del Ser.
Hoy hablaremos del CORAJE y del VALOR como una gran virtud, cuyo déficit es lo que conocemos con el nombre del MIEDO. Es común que todos sintamos ira, envidia, orgullo, miedo, pero… ¿qué sucede cuando es el miedo la pasión dominante en la vida de una persona? Vamos a verlo.
ENEATIPO 6: Afronta tus miedos, sal de la zona de confort, toma decisiones y aprende de tus errores.
¿Eres de esas personas que sienten que no pueden confiar en sí mismas? ¿Te cuesta tomar decisiones, incluso las menos trascendentes (como elegir un plato en un restaurante)? ¿Te produce ansiedad pensar en cualquier mínimo cambio? ¿Crees en el dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”? ¿Haces mil comprobaciones antes de entregar una tarea? ¿Estás continuamente poniéndote en situaciones que te suponen un reto para demostrarte que eres valiente? ¿O te aferras a la norma, a las leyes, a la tradición, a una religión o a un dogma y lo sigues “a ciegas”, sin permitir que nadie lo cuestione?
Si es así, vamos a ver cómo puedes aligerar esta carga, soltar “ese clavo ardiendo” y fluir ante la realidad cambiante para sentirte más confiado/a y en paz contigo mismo/a.
Cuando la persona vive gobernada por la pasión dominante del miedo, se pierde en el círculo de la preocupación. Es capaz de estar de vacaciones en una playa maravillosa y no disfrutar, porque su cabeza está pensando: “a ver si mañana hace mal tiempo y el avión no puede despegar, y si no llego el lunes a trabajar mi jefe se enfadará y es posible que me retiren de este caso tan importante para mí, y si me destituyen o me despiden, mi mujer seguro que se divorcia de mi y no podré ver a mis hijos, y acabaré solo en la calle y sin dinero ni trabajo…” y todo esto cuando en la playa hace un sol increíble y la previsión del tiempo es buena para mañana. Viven en “el allá y en el mañana”, lo que les hace ansiosos y pesimistas.
Viven el mundo como algo amenazador, en casos extremos, entrando incluso en paranoias. Es por ello que son desconfiados, temerosos, inseguros, cobardes e indecisos, y acaban buscando la seguridad en lo externo. Es habitual que se anclen a un contrato fijo, a un matrimonio que no tiene sentido “de por vida”, a unas amistades que ya no le enriquecen, etc., creando una cárcel a su alrededor, que es “segura” pero donde no es feliz.
En su infancia, aprendieron que no estaba bien confiar en ellos mismos y dejaron de hacerlo, debatiéndose como adultos entre lo que les dicta su cabeza (seguir el camino de lo establecido y tener aparente calma y seguridad) y su corazón (honrar sus valores y sus inquietudes vitales). Su mayor miedo es a no tener ese guía interno que les ayude a tomar la decisión adecuada, y que los demás sí poseemos.
La práctica del coraje en la toma de decisiones como salida sanadora
Hemos de cuestionarnos nuestra vida cuando no somos felices, porque la principal prioridad de estar aquí es ser feliz. ¿Significa eso hacer lo que me de la gana? No, en realidad la felicidad es amarse, es ser coherente y estar en paz con uno mismo.
En estos casos, la salida sana y liberadora, es la conquista del coraje o del valor para comenzar a confiar en uno mismo y despertar un proceso de auto-amor. Lo opuesto al amor no es el odio, sino el miedo, así que la única manera de trascender al miedo y disuadir la falta de confianza en uno mismo es la práctica del auto-cuidado y del auto-amor. Recuerda que un déficit es una virtud en potencia, así que el miedo es realmente el coraje en potencia; tan solo debes entrenarlo, y el primer paso para ello es transcender a tu Ego, el que teme tomar decisiones, y empezar a tomarlas.
Cuando una persona gobernada por el miedo comienza a descubrir que puede tomar decisiones, que puede equivocarse y asumir con responsabilidad las consecuencias y cambiar el rumbo, cuando ve que tiene el poder de solucionar todo lo que puede llegar, se empodera y empiezan a expresarse los dones del ser y la virtud del coraje. Al conquistar el coraje, la persona es valiente, leal, heroica, tranquila, fiel a sí misma, inspira valores a los demás y es sólida y fuerte.
Primeros pasos para conquistar el coraje
Si te resuenan mis palabras, has venido a aprender a confiar en ti mismo y en la vida, así que ¿por qué no empezar ya? Tal vez, para comenzar, puedan servirte estos ejercicios:
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