Todos hemos tenido nuestros más y nuestros menos a la hora de preparar comidas y cenas para los más pequeños (y los no tan pequeños) de la casa. Es lógico que a los niños les llame más la atención comer pasta o arroz, o que prefieran picar un snack o algo de bollería como tentempié… ¡pero es que nadie dijo que ser padre fuera fácil!
Tómalo como un reto o una oportunidad de desarrollar tu creatividad, tu empatía u otras habilidades que guardas en tu interior. ¿Por dónde puedes empezar?
Primer paso, cuéntales un cuento.
Puedes empezar por explicarles el cuento de «Los tres cerditos» y usar el símil de la construcción de la casa con la construcción de nuestro cuerpo. Así, entenderán que si usamos buenos materiales, le dedicamos nuestra atención y nuestro tiempo, el resultado será muy beneficioso para nosotros mismos: mejorará el rendimiento escolar, los niveles de energía, nuestra resistencia física, aumentará nuestra memoria y estaremos, por lo general, más alegres y menos estresados.
Segundo paso, una imagen vale más que mil palabras.
Si quieres enseñar a tus hijos a comer de manera saludable, hemos de empezar por que tú tengas claro lo que es mejor para ellos. Después, a partir de la situación que cada uno tenga en casa, deberá desarrollar sus habilidades para transmitirlo y llevarlo a buen puerto. Puede ayudar mucho esta imagen: EL PLATO SALUDABLE DE HARVARD EN VERSIÓN KIDS.
El Plato para Comer Saludable para Niños fue creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, basado en la mejor ciencia disponible, y está reconocido por la sociedad médica internacional como referente de una nutrición saludable.
Sus recomendaciones son las siguientes:
- Llena la mitad del plato con vegetales y frutas de gran variedad de colores y la otra mitad con granos/cereales integrales y proteína saludable.
- Las frutas pueden servir también como tentempié en el almuerzo o en la merienda siempre en pieza entera o en rebanadas y evitando los zumos o limitándolos como algo esporádico.
- Elige granos o cereales enteros y de gran variedad: trigo integral, espelta integral, centeno, avena, arroz integral, trigo sarraceno, kamut, etc. Cocínalos al dente: su impacto glucémico será menor, se sentirán más saciados y cuidarás de sus niveles de insulina. Evita los cereales refinados en el consumo diario.
- Las proteínas saludables incluyen legumbres, carne, pescado y huevo. Reduce la cantidad de carne roja y de embutidos y aumenta el porcentaje de legumbres a 2-3 días por semana.
- Es importante que se hidraten adecuadamente con agua.
- Recuerda que las grasas son un nutriente importante pero han de ser saludables. Aumenta el consumo de grasas insaturadas como las almendras, avellanas, nueces, aguacate, aceite de oliva o de girasol-no refinados- y reduce el consumo de grasas saturadas como la mantequilla, la carne roja o los embutidos.
- La cantidad de lácteos que necesitan puedes verla en proporción en la imagen. Ve a leche entera sin aditivos, yogur natural sin sabores ni colorantes artificiales o quesos, ocasionalmente.
- Evita el azúcar, la bollería industrial, los procesados, los precocinados y los “snacks”.
Y tercer paso, ayúdales a que se muevan.
Recuerda que una nutrición inadecuada junto con el sedentarismo son los dos factores de riesgo más importantes para desarrollar obesidad o enfermedades cardiovasculares, entre otras muchas. Anímales a practicar una hora de deporte al día, no tiene por qué ser en un gimnasio o un deporte organizado: vale perfectamente jugar en un parque, saltar a la comba, caminar o coger su bici.
¡Enseña a tus hijos a comer sano y a moverse para asegurar su salud presente… y futura!
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